Jornada:
Intercambio de experiencias sobre modelo de intervención con niños y
adolescentes en acogimiento residencial que presentan especial dificultad
Madrid, 27 de Octubre
de 2014
Ponente: Antonio
Valentiner Jareño (Lic. en Psicología – Educador Terapéutico)
EDUCADORES
TERAPÉUTICOS COMO ELEMENTO CLAVE
DE LOS HOGARES DEL
PROYECTO SIRIO
Introducción
En primer lugar, quiero agradecer a la
Dirección General de Función Pública dentro del Programa Foro Abierto y al
Instituto Madrileño de la Familia y el Menor por estas Jornadas, que nos dan la
oportunidad de intercambiar ideas, experiencias y buenas prácticas, en un
trabajo tan enriquecedor como difícil, como es el que se realiza con niños y
adolescentes con medidas de protección y que padecen problemas de salud mental.
Asimismo, estoy agradecido por la confianza de la Dra. Herrero, psiquiatra y
directora del Proyecto Sirio, por invitarme a representar a nuestro valioso equipo,
a fin de exponer algunos elementos que caracterizan nuestro trabajo.
Llevo más de seis años trabajando en el Proyecto
Sirio, en uno de los dos hogares terapéuticos que tiene el Proyecto Sirio en
Madrid. En dicho Hogar, trabajo como responsable de equipo de fin de semana
como Educador Terapéutico (ET). Cuando se nos propuso en el año 2009 qué
pensáramos en el rol profesional que llevamos a cabo en nuestro día a día a
nivel laboral y surge el concepto de ET, me sentí cómodo en mi nueva identidad
profesional. Ya había trabajado varios años tanto en Caracas como en Madrid
como Acompañante Terapéutico y veía que la formación y experiencia que había obtenido,
podría nutrir este nuevo concepto de ET.
Proyecto Sirio
Nuestro Proyecto acoge a niños muy diversos,
que tienen en común el estar tutelados por la Comunidad de Madrid y tener
problemas muy graves de salud mental. Trabajamos
en la frontera entre lo sanitario y lo social, de hecho, nuestros niños son
referidos tanto por los servicios de salud mental, como por los servicios de protección
social.
La mayoría de nuestros niños han sufrido
graves negligencias en su cuidado y/o abuso físico / sexual en su infancia
temprana. Estas experiencias marcan de forma determinante el desarrollo
psicológico de estos niños y la forma de percibir e interpretar el mundo que les
rodea. Así, una gran proporción de los niños que tratamos tienen un trastorno
de la vinculación resultado de los problemas del cuidado temprano que han
padecido.
Nuestros Hogares intentan proporcionar, a los
niños que son acogidos por el Proyecto, un lugar seguro, con una red de
profesionales que puedan ofrecerse a sí mismos como figuras disponibles,
afectuosas y constantes, que les ayuden a confiar de nuevo (y a veces por
primera vez) en un otro significativo. Les ofrecemos experiencias positivas de
vinculación e intersubjetividad, es decir, a través del vínculo se intenta
construir la confianza necesaria para que el niño o el adolescente pueda
elaborar sus problemas y dar un sentido a su sufrimiento psíquico. El objetivo
es intentar re-vincular al niño, en la medida de lo posible, con figuras de
apegos más fiables.
No sólo buscamos que el niño tenga un lazo
social estable con el Hogar sino también y mucho más importante, fuera del
mismo. En este sentido, ellos realizan actividades escolares-académicas en
sitios normalizados, aunque frecuentemente con adaptaciones curriculares, hacen
actividades extraescolares acordes con sus gustos y se integran en otros
servicios comunitarios del barrio, tales como centro culturales, deportivos,
sanitarios, religiosos, etc.
Gran parte de la eficacia del tratamiento en
nuestro proyecto viene dado por el efecto que tiene la comunidad terapéutica en
los niños, más allá de los tratamientos psicoterapéuticos individuales y
familiares. Y la Comunidad Terapéutica es el resultado de la sinergia de los
educadores que ejercen su actuación con un enfoque terapéutico.
Educador Terapéutico
Así como en una etapa de mucha
vulnerabilidad, durante la primera infancia, nuestros niños y adolescentes
tuvieron problemas relacionados con cuidados deficientes y/o abusivos, gran
parte del objetivo de nuestro trabajo consiste en facilitar las condiciones
ambientales necesarias para que el niño pueda sentirse en un ambiente seguro y
abrirse en su desarrollo personal con la mayor libertad posible. El
establecimiento de este ambiente no sólo se refiere al elemento físico, sino
también al componente emocional del mismo. Éste último componente es el
resultado de la gestión de los profesionales del Hogar, logrando que haya
calidez en lo vincular.
El ET es un profesional con formación
académica en el área social y/o sanitaria, con experiencia con niños y
adolescentes con problemas de salud mental grave, que provee un vínculo
receptivo, cálido y confiable a los niños, y que posee capacidad reflexiva (es
decir, que puede mentalizar o dar sentido al comportamiento patológico del niño
y a su sufrimiento). Dicho educador está inserto en una residencia u hogar que
trabaja de forma coherente, organizada, transparente, contenedora y con
objetivos terapéuticos.
Existen muchas funciones que puede ejercer el
ET y la mayor parte de ellas se asemejan con las funciones parentales:
funciones maternas y paternas.
Funciones maternas
Entre las funciones maternas se encuentran:
la contención, la empatía, el “holding” o sostén, el dosificar las experiencias
según la capacidad de asimilación del niño, la sensibilidad, la receptividad y la
escucha.
Un ET suficientemente bueno (y que cumple la
función materna) percibe la angustia o el comportamiento disruptivo del niño
pero no reacciona como lo hace cualquier persona, porque su respuesta no sería
terapéutica. El ET recibe la señal, la interpreta, se forma una idea del estado
mental y afectivo del niño, reflexiona sobre él y responde de forma sensible.
De esta forma el ET, corta un circuito que viene repitiendo el niño en sus
relaciones con los demás, disminuyendo así la angustia que proyecta. Por otro
lado, el niño interioriza un modelo de figura de apego distinto, la del ET,
capaz de contener estados angustiosos y comportamientos disruptivos. Lo
interiorizado, a su vez, ayuda al niño a la regulación de sus afectos e
impulsos. En este nuevo circuito, se crea un vínculo sano, reparador y
terapéutico.
Cuando el educador ignora las señales de angustia
del niño (como mecanismo defensivo), o reacciona de forma no pensada y se deja
llevar por los sentimientos que despierta el mismo (contratransferencia), se
comporta de forma no terapéutica. Es posible que problemas personales del
educador, sus preocupaciones o su cansancio, hagan que disminuya su atención
hacia las señales que genera el niño. También puede ocurrir, que el educador
identifique las señales de angustia y el origen de la problemática del niño
pero no sepa cómo reaccionar.
La consecuencia de una respuesta
no-terapéutica es que el niño siente que no ha recibido respuesta a su llamada,
por lo que su angustia se intensifica, y el educador puede repetir patrones
insanos, despertados por los sentimientos que tiene. De esta forma, el educador
reproduce, de forma involuntaria, las experiencias patológicas y dañinas de la
dinámica familiar.
Funciones paternas
Para el buen hacer del ET, también es
necesario realizar una serie de funciones asociadas con lo paterno y que son
imprescindibles en el rol de ET. En este sentido, el educador debe poner
límites, ofrecer una comprensión de las normas de convivencia, hacer que los
niños se responsabilicen por sus acciones, favorecer la inserción social y
ayudar al niño a desarrollar sus intereses, capacidades y valores, incluso
cuando no se sienten cómodos a causa de miedos, baja autoestima, limitaciones
personales, etc. También consiste en respetar el sentido de autonomía del
infante y su propia subjetividad.
Es muy importante ser equilibrado en el desempeño
de ambas funciones, ya que el uso mayoritario de una de ellas puede llevar a
resultados poco deseables. Por un lado, el exceso de funciones maternas puede
llevar a una sobreprotección del niño que impide su crecimiento personal y autonomía.
Por otro lado, el exceso de función paterna da lugar a un vínculo frío y poco
sensible, que no genera la confianza necesaria para crecer y que puede crear
una sobreadaptación del niño al educador, dejando poco espacio para la
subjetividad.
Otras consideraciones
En adición a lo planteado anteriormente, un
educador que decide actuar como ET debe poseer las siguientes características:
1-
Escucha Comprensiva.
2-
Alta implicación profesional e incluso personal.
3-
Valentía. El mostrarse valiente da seguridad a muchos de nuestros
niños llenos de miedos. Además, hay niños que no están acostumbrados a que les
pongan límites porque normalmente generan miedo en sus cuidadores (por ejemplo,
miedo de que el niño explote por la frustración de no conseguir lo que quiere).
Así, el mantenerse firmes de forma valiente, sin temer a una probable explosión,
ofrece seguridad al niño, previene escaladas de agresividad difíciles de frenar
y produce un vínculo más sano.
4-
Amplitud de miras. Gran parte de la agresividad que despliegan los
niños van dirigidas aparentemente hacia los educadores, pero paradójicamente,
no está realmente dirigida a ellos, sino que es el resultado de una violencia y
desestructuración interna que provoca un déficit en el control de impulsos. Como
ET, hay que preguntarse, ¿hacia quién va dirigido realmente este acto violento?
¿Quiere este niño mostrar algo de cómo se sintió en su temprana infancia cuando
era víctima de violencia? Son preguntas que hacen ampliar las miras de la
conducta agresiva y que ayudan a comprenderles mejor.
Reflexión Final
La resiliencia se puede definir como la
capacidad de mantener un funcionamiento psicológico óptimo a pesar de
condiciones de vida difíciles o traumáticas (pasadas o presentes). No podemos
proteger a nuestros niños de las adversidades que se les pueden presentar en el
futuro, pero podemos disminuir su vulnerabilidad y aumentar su resiliencia, a
través de relaciones más sanas con educadores que tienen un rol terapéutico.
Prohibida la reproducción de cualquiera de
los contenidos de forma parcial o total sin el consentimiento por escrito del
autor. Citar como: Valentiner, A. (2014) “Educadores Terapéuticos como elemento
clave de los Hogares del Proyecto Sirio.” [Documento WWW]. URL
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